Por Ricardo López
La situación de la pandemia de coronavirus en nuestro país muestra indicadores de desaceleración y mejoría. En las últimas semanas se registró una baja sostenida de los infectados, de los internados y fallecidos.
Se abren las fronteras, se eliminan trabas y se permite no usar barbijos en espacios abiertos en algunas jurisdicciones. La vacunación avanza a paso sostenido. Hasta el 20 de octubre se habían aplicado más de 57 millones de vacunas a nivel nacional: más de 31 millones en primera dosis –el 63% de la población– y más de 25 millones en dosis completas –41% de la población–.
Y ha comenzado la vacunación para niños mayores de 3 años. ¿Se trata del fin de la pandemia en nuestro país? ¿Podemos retornar tranquilos a nuestras labores y volver a la vida social previa a la aparición del Covid-19?
Para contestar a estas preguntas debemos examinar dos cuestiones. La primera se vincula con el avance de la vacunación en el mundo y la segunda, con la situación de los países que tienen alto nivel de vacunación y han retornado a una vida similar a la de los días previos a la pandemia.
La primera respuesta es que aún existen países, particularmente de África, con muy bajos niveles de vacunación. Hasta el 21 de octubre, habían recibido al menos una dosis el 60% de los habitantes de América, Asia Pacifico y Europa, pero África tenía menos del 8% de su población vacunada.
Ya sabemos que es necesario un número alto de personas vacunadas de forma completa para lograr cierta protección a nivel nacional y mundial. Pero países con altos niveles de vacunación, que tomaron drásticas medidas, como Inglaterra e Israel, tienen nuevamente un alto número de contagiados y fallecidos. Y otros países de Europa están sufriendo un nuevo incremento de casos. ¿Entonces?
Hay dos explicaciones posibles. La primera: como la vida misma, el virus muta para sobrevivir. Es decir, cambia su estructura. Ya no es el de Wuhan. Existen varias cepas. Y la eficacia de las vacunas no parece ser la misma ante cada una de ellas. Algunas cepas, como la Delta, son altamente infecciosas y más resistentes a las vacunas actuales.
La segunda: las vacunas ofrecen un margen de protección temporal cercano a los 8 meses, quizás al año. En los países que comenzaron más precozmente la vacunación, la población probablemente necesite nuevos refuerzos. Por estas razones no parece adecuado bajar totalmente la guardia, como se viene sosteniendo en estos días.
Medidas como el uso del barbijo, la limpieza frecuente de manos, la ventilación y el distanciamiento social deberían continuar siendo promovidas activamente. Es cierto que existe un cansancio social, pero también es cierto que la pandemia no acabó.
Es razonable analizar la posibilidad de aplicar refuerzos a los grupos que se vacunaron inicialmente, al personal de salud, seguridad y docentes. El acceso a las vacunas no parece ser hoy un problema para el país. Entonces, aprovechemos esta situación. Mientras tanto hay que mantener la guardia alta, testear mucho y analizar la variación de las cepas permanentemente. Sobre todo, por la cercanía de un país como Brasil, que tiene una alta circulación viral y, por motivos políticos y religiosos, una gran parte de su población no se vacuna.
Es difícil predecir si tendremos una nueva ola de contagios. Lo que sí podemos afirmar es que, si se mantienen las medidas de precaución, si se vacuna y revacuna masivamente, es más difícil que la pandemia nos ataque como en 2020 y 2021. En todo caso, su incidencia tendrá un menor nivel de letalidad. Es probable también que la enfermedad se cronifique y obligue a vacunas periódicas, como en el caso de la gripe.
Debemos estar preparados y continuar la investigación y el desarrollo de medicamentos y vacunas con nuestros organismos públicos y privados. Es necesario, sobre todo, informar claramente a la población sobre los riesgos y las prevenciones, las vacunas y su utilidad. E insistir en que la pandemia necesita de la solidaridad de cada uno para con todos.
Ricardo López – Vicepresidente de la Organización Mundial de Cooperativas de Salud, secretario de Cooperar y presidente de FAESS.
Fuente: Revista Acción.