Oscar Bastidas DelgadoProfesor de la Universidad Central de Venezuela
En una entrevista, el autor de “La identidad cooperativa” -libro editado por InterCoop, con prólogo de Manuel Mariño-, explica las bases de la identidad cooperativa. Del mismo modo, Oscar Bastidas Delgado, se refiere a las dificultades que se le presentan al cooperativismo para mantener el reconocimiento en el mundo actual y adelanta las razones por las que los cooperativistas, y la sociedad en su conjunto, deben ver al cooperativismo como un modelo esencial de desarrollo sustentable. En la obra, publicada por la Editora Cooperativa, el venezolano, profesor de la Universidad Central de Venezuela analiza numerosas experiencias concretas que el sector ha desarrollado en diferentes partes del mundo y, al mismo tiempo, realiza propuestas metodológicas innovadoras que pretenden aportar a la construcción colectiva de un marco teórico referencial para la conceptualización del fenómeno cooperativo.
¿Cuáles son los pilares principales sobre los que se sustenta la identidad cooperativa?
Por identidad cooperativa podemos entender el conjunto de rasgos o atributos que las caracterizan, tipificados principalmente por su lógica de organizaciones constituidas para enfrentar problemas de quienes las constituyen, con una estructura organizacional específica, permitiendo distinguirlas de otras formas organizacionales, particularmente de la economía pública y la de capital; de alguna manera esos rasgos son comunes con otras formas de Economía Social pero en el caso de las cooperativas han sido mejor definidos en el tiempo dada su historia, la presencia universal y la existencia de una unidad planetaria de integración como la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) que ha contribuido a partir de integración de opiniones de los diversos movimientos del planeta a definir los rasgos y, desde el congreso de 1995, a precisar una definición de cooperativa en sí misma. Siendo así, la definición de cooperativa proporcionada por la ACI no indica un primer rasgo o pilar de esa identidad: Las cooperativas poseen una doble dimensión organizacional: Asociación autónoma de personas y empresa de propiedad conjunta, ambas sustentadas en procesos democrático con condiciones para desarrollar la autogestión pues, sobre todo en las de trabajo asociado, sus propietarios son sus mismos trabajadores y los procesos de información y decisionales tanto de la asociación como de la empresa deben ser compartidos en igualdad de condiciones mientras que en la empresa debe dominar el valor de la equidad: A cada quién según su trabajo. De esa definición y del Acto Cooperativo se derivan otros pilares: como nadie se apropia del trabajo de otro, no existe explotación ni lucro; el lucro existe cuando el valor producido por el trabajo de X persona es apropiado por Y, con el valor de la equidad arriba enunciado eso no sucede, por eso se genera excedentes, si a esto le sumas que el capital de las cooperativas es conformado para enfrentar problemas y no ganancias como en las empresas de capital se observa claramente la razón por la que ellas no deben pagar impuestos.
Otro rasgo es: Nacen con una Responsabilidad Social (RSCoop): la de enfrentar los problemas colectivos por los que fueron constituidas; funcionan sobre valores y principios universales claramente definidos, lo que conforma la Doctrina Cooperativa; la cooperación inicial ante determinados problemas crece mediante procesos de intercooperación e integración, entre ellas mismas en principio y con otras organizaciones socialmente responsables preferiblemente, en segundo lugar aumentando la efectividad de sus acciones y ocupando espacios cada vez mayores. Gracias a esa identidad como denominador común, los cooperativistas pueden comunicarse, compartir inquietudes y realizar actividades conjuntas de manera directa, al mismo tiempo que construyen un movimiento con dimensiones locales, regionales, nacionales y, hasta, mundiales.
Otro rasgo es: Nacen con una Responsabilidad Social (RSCoop): la de enfrentar los problemas colectivos por los que fueron constituidas; funcionan sobre valores y principios universales claramente definidos, lo que conforma la Doctrina Cooperativa; la cooperación inicial ante determinados problemas crece mediante procesos de intercooperación e integración, entre ellas mismas en principio y con otras organizaciones socialmente responsables preferiblemente, en segundo lugar aumentando la efectividad de sus acciones y ocupando espacios cada vez mayores. Gracias a esa identidad como denominador común, los cooperativistas pueden comunicarse, compartir inquietudes y realizar actividades conjuntas de manera directa, al mismo tiempo que construyen un movimiento con dimensiones locales, regionales, nacionales y, hasta, mundiales.
Teniendo en cuenta los cambios permanentes y vertiginosos que se producen en las sociedades modernas, ¿cómo se construye y cómo se sustenta esa identidad a lo largo del tiempo?
Sustentar la identidad, es decir mantener vigentes y en marcha los rasgos señalados, no es fácil. Existe una tendencia inversamente proporcional entre esos rasgos y las dimensiones humanas y financieras de las cooperativas, al extremo de que a mayor tamaño en número de personas u operaciones la cooperativa respectiva corre el riesgo de convertirse en un “gigante con pies de barros” y escaparse en cuanto a organización y funcionamiento de esos rasgos. En las sociedades modernas y a lo largo del tiempo, los cooperativistas debemos fortalecer la confianza entre nosotros, lo que obliga a superar individualismos y operar como equipos en lo posible; hacer uso de los medios sociales para mejor comunicación y toma de decisiones como el Internet, el Whatsapp u otros, superando las barreras de las asambleas pequeñas por mecanismos de información, de representatividad y decisionales que permitan actuar a distancia cubriendo las formalidades del caso.
¿Qué problemas e inconvenientes enfrentan la autogestión y la asociatividad en el marco de la globalización mundial? ¿Cómo promover el crecimiento de las cooperativas en diferentes escalas?
Si entendemos la autogestión como el proceso mediante el cual las personas involucradas en la solución de un problema deciden en asamblea, a razón de cada persona un voto, lo concerniente al problema y actúan en consecuencia, los problemas e inconvenientes que enfrentan la asociatividad y la autogestión en el marco de la globalización son fundamentalmente los mismos que le presentan las sociedades modernas al cooperativismo.
Pienso sí, que el crecimiento cooperativo ya no puede soportarse sobre espacios o actividades de simple interés empresarial coincidente entre dos o más cooperativas; considerando la dimensión empresarial, la cooperativas interesadas en emprender procesos juntas deben trabajar como una matriz de no menos de tres entradas considerando en una entrada los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) o los Diecisiete Objetivos de las Naciones Unidas adoptados en septiembre 2015 en la Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030 por un Planeta Autosustentable para establecer prioridades en cuanto al qué hacer, en la segunda la totalidad de los niveles de las cooperativas interesadas: estratégicos, gerenciales o de coordinación, y operativos para que la integración no sea tangencial; y en la tercera, observar las sinergias posibles con organizaciones no cooperativas, inclusive que no sean de la Economía Social como las públicas y las privadas que sean socialmente responsables para, entre todas, desarrollar procesos como: la co-ínfluencia ante terceros; la co-decisión; la co-propiedad o propiedad común como los condominios o de locales, equipos y maquinarias; la co-gestión parcial o integral de procesos y de empresas de propiedad común; todas estas opciones en un marco de co-responsabilidad social extendida hacia los asociados, las comunidades y el ambiente, actividades que se intercepten a su vez para mayor incidencia política, social y cultural.
¿Por qué es importante que los cooperativistas, y quiénes se acerquen a este movimiento, visualicen la identidad cooperativa?
El libro aporta reflexiones sobre las cooperativas que permiten precisar sus rasgos y a partir de ellos contribuir a perfeccionarlas como herramientas de desarrollo socio-económico integral en cualquier espacio humano; tres razones ratifican su pertinencia:
1. Desconocimiento y confusiones acerca de las cooperativas. Numerosos son los términos que se solapan, enfrentan, o se confunden con el de cooperativa y son utilizados de manera confusa o con significados diferentes hasta en un mismo contexto. La realidad impone manejo de redes de conceptos operativos que permitan a los cooperativistas desarrollos propios sobre bases de Investigación-Acción aplicadas a sus realidades en primer lugar, ya que son quienes mejor deben comprender su problemática y concederle concepto y direccionalidad apropiada a sus procesos e investigaciones.
2. Entendiendo que la autonomía de las cooperativas debe permitirle la prosecución de sus fines sin injerencias externas por lo que autonomía no es sinónimo de aislamiento, comprobado está que los éxitos cooperativos han sido mayores en aquellas experiencias con perfil propio, con autonomía, como los exitosos casos de los kibbutzim en Israel, la Corporación Cooperativa Mondragón (CCM) en el País Vasco, el Movimiento de Cajas Populares Desjardins (MCPD) en Québec, las Ferias de Consumo de Lara en Venezuela, y otras. Para obtener éxitos con perfil propio, la identidad cooperativa general del cooperativismo y la específica de la cooperativa que la pretenda es fundamental por lo que conocer y difundir los rasgos de la identidad es un reto para evitar la reproducción de pseudo-cooperativas o cooperativas falsas de gobiernos, y empresarios y “cooperativistas” inescrupulosos.
3. Necesidad de una Teoría Organizacional específica de las Cooperativas. Un obstáculo para impulsarlas de mejor forma es la ausencia de una teoría que conceda conceptos y direccionalidad a sus acciones; se suma la escasez de información. Para quien habla “No hay mejor acción que una buena teoría”; en esa inquietud subyacen varias intenciones: 1.- Comprenderse y definirse como actores con visión integral y dominio de herramientas para innovar y producir cambios; 2.- reafirmar la identidad cooperativa con bases en la propia dinámica cooperativa y al interior de la lógica mayor de la Economía Social o Solidaria como la denominan en Colombia, por un mundo más humano y democrático, centrado en las personas; 3.- comprender las características y alcances de un movimiento en permanente reconstrucción: raíces, momentos, relaciones con otros sectores, proyecciones y trascendencia en la sociedad y el tiempo;
4.- construir organizaciones fuertes en lo social y en lo empresarial, perfeccionando procesos para enfrentar los retos de la globalización neoliberal, y particularmente los de ambos capitalismos salvajes, el monopólico y el estatista que todo lo que toca lo burocratiza y quiebra; por último,
5.- lo tradicional en el mundo académico ha sido el estudio de las Organizaciones de la Economía Social (OESs) desde la perspectiva del derecho y numerosos los textos sobre leyes, estatutos, reglamentos y pautas legales han sesgado el mundo de los cooperativistas al extremo de hacer creer que sus problemas se solucionan mediante reformas legales; la perspectiva sociológica le sigue en presencia. Ambas perspectivas olvidan lo humano-organizacional de un sistema que centra su atención en las personas, sus ideas, valores, y complejas creencias; también olvidan la necesidad de claros objetivos estratégicos que ellas como organizaciones deben tener, así como la importancia de dominar el eje mercado ↔ tecnología ↔ producción ↔ lo financiero ↔ lo administrativo-contable para conceder factibilidad económica a las cooperativas. En definitiva, se pretende aportar a una teoría de la organización y funcionamiento de las cooperativas que abone el terreno de la Teoría Administrativa como campo del conocimiento encargado del estudio de las organizaciones desde la perspectiva del funcionamiento interno y de sus relaciones con la sociedad que permita gestionarlas apropiadamente con base en sus rasgos y desarrollar herramientas administrativas apropiadas para la acción, constituye un reto prioritario para los formados en esa teoría.
Silvia Porritelli para InterCoop.
Acerca de Oscar
*Desde su juventud Oscar Bastidas Delgado abrazó los preceptos cooperativos y luego de egresar de la universidad los consolidó con sus estudios en la Universidad de París I (Panteón-Sorbona), que le permitió trabajar durante seis meses con campesinos asociados a agrupaciones y cooperativas bretonas, y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París que junto al Colegio Cooperativo bajo la dirección del Prof. Henry Desroche le proporcionó mejores bases sobre la Economía Social y las cooperativas al facilitarle pasantías en las polacas, en los kibbutzim israelitas, amén de conocer otras experiencias europeas.
A su regreso a su país fue fundador y asociado de cooperativas, actividad que combinó con su condición de profesor e investigador de la Escuela de Administración y Contaduría de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en la que fue Jefe de la Cátedra de Modelos Participativos y del Departamento de Ciencia Administrativa.
En su escuela constituyó y fue Coordinador General del Centro de Estudios de la Participación, la Autogestión y el Cooperativismo (Cepac–UCV, 1978 - 2008), centro desde el que impulsó y fue presidente del Centro Interdisciplinario de Investigación, Formación y Documentación de la Economía Cooperativa, Social y Pública (Ciriec-Venezuela), representante ante el Consejo Consultivo de ACI-Américas, y miembro del Comité Científico de la Red Universitaria de las Américas en Estudios Cooperativos y Asociativismo (Unircoop, 2003 –2007).
Como académico solo cree en procesos que impulsen el binomio Teoría-Práctica, ninguno de sus talleres y seminarios termina sin visitas de terreno, es así como numerosos estudiantes y cooperativistas han realizado viajes de pasantías y estudios a cooperativas y otras experiencias de Economía Social en la propia Venezuela, Perú, Cuba, Costa Rica, Puerto Rico y Colombia.
En numerosos escritos en diarios, revistas y libros entre los que destacan “Especificidad Cooperativa Canadiense”, “La Autogestión como Innovación Social en las Cooperativas. El caso de las Ferias de Consumo de Lara”, y “Economía Social y Cooperativismo. Una Visión Organizacional” con prólogo de Bernardo Kliksberg, Bastidas Delgado se propuso iniciar la Colección Cooperativismo y Autogestión con este libro “La identidad cooperativa”.