Pescados en época de cuarentena. Crédito: Senasa.
En medio del aislamiento social por el coronavirus, Senasa brindó algunas recomendaciones a la hora de comprar productos de pescadería.
Pautas para el consumidor
Dado que el pescado se descompone más rápidamente que otros productos cárnicos, es importante mantener su refrigeración hasta su consumo, por lo cual es clave que el local de expendio cumpla las normas de higiene y manipulación del producto.
“Es fundamental comprar los productos de la pesca en comercios legales y no en lugares de dudoso origen”, advierte el director de Inocuidad de Productos de la Pesca y Acuicultura del Senasa, Fabián Ballesteros.
Los pescados y mariscos se contaminan muy fácilmente, por lo que las personas que los preparan o manipulan deben tener en cuenta los procedimientos para hacerlo de forma correcta. Es importante que el pescado esté acondicionado correctamente con hielo en escamas asegurando el espacio necesario para facilitar el paso del aire.
Aunque suene contradictorio, el pescado en buen estado no huele a pescado, sino a mar y algas. Adicionalmente, se recomienda observar la higiene de las mesadas, los utensilios de trabajo; así como la cantidad y la condición del hielo en escamas utilizado para el mantenimiento.
“Un pescado fresco tiene los ojos brillantes, las agallas rojas y no deben tener desprendimiento de escamas. Estas pautas son tanto para productos de origen marino como de agua dulce”, agrega Ballesteros.
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Al realizar las compras en el supermercado es conveniente ordenar los productos según cuán perecederos sean. Es decir que el pescado siempre debe quedar para el final, de modo que se interrumpa durante el menor lapso posible la cadena de frío. Para el traslado se debe llevar preferentemente una bolsa conservadora.
También es útil saber qué y cuánto comprar, para consumir lo justo y evitar que sobre para el día siguiente. Como se trata de un producto altamente perecedero, en esas 24 horas ya pierde calidad. Por esa misma razón se sugiere ir temprano a la pescadería. Al llegar al hogar debe llevarse de inmediato a la heladera para evitar su descomposición y se debe guardar en los estantes inferiores de la heladera, en envases cerrados que contengan los líquidos y olores.
Siguiendo estas pautas el consumidor y su familia pueden disfrutar de alimentos saludables, de calidad, inocuos y seguros controlados debidamente por el Senasa.