Cómo hacen las cooperativas para compartir propiedad, control y excedentes con decenas de millones de personas

Por La Gaceta de Cooperar

Mientras la élite empresarial global se reunía en el Foro Económico Mundial en Davos y se publicaba, por otra parte, un informe sobre el aumento de la desigualdad, otro relevamiento, puso de manifiesto cómo se pueden hacer grandes negocios sin concentrar las ganancias en unas pocas manos.

“Las cooperativas pueden combinar la experiencia necesaria para administrar un negocio multimillonario con mecanismos para que sus miembros controlen las decisiones estratégicas y una parte de los beneficios”, aseguró el profesor de la Universidad de Stirling, Reino Unido, Johnston Birchall.

La organización británica Cooperatives UK difundió en las últimas horas la investigación de Birchall y la contrastó con el enfoque de accionistas para la creación de negocios y riqueza mostrado en Davos, donde se reunieron altos directivos de empresas no cooperativas con funcionarios de gobiernos.

El universo total de cooperativas es propiedad de 1217 millones de personas y genera fuentes de trabajo para 280 millones, el 10% de la población ocupada en el mundo. Las 300 más grandes tienen una facturación total de 2.16 billones de dólares y, según Birchall, contemplan mecanismos para garantizar que las decisiones que toman sean impulsadas por sus miembros.

A través de una combinación de estrategias de participación de los miembros, elecciones a la junta directiva y poderosos organismos representativos que supervisan la gestión, las grandes cooperativas equilibran las acciones necesarias para llevar adelante una empresa global con participación inclusiva de las partes interesadas, explica el informe.

“Si bien la élite empresarial se reúne en Davos, harían bien en analizar la alternativa cooperativa que ya está marcando la diferencia en las vidas de las personas en todo el mundo”, consideró Birchall.

Junto a organizaciones como Credit Agricole en Francia, la mayor cooperativa del mundo, el análisis incluye varias cooperativas del Reino Unido, por ejemplo The Coop, que tiene acuerdos para garantizar que sus cuatro millones de clientes tengan voz en el negocio a través de un consejo de miembros y participación en línea.

La investigación se centró en total en sesenta de las mayores cooperativas de una amplia gama de ramas. Incluye a Zen-Noh, de Japón; Fonterra, de Nueva Zelanda; Migros, de Suiza; Mondragón, de España; Unimed, de Brasil; Rabobank, de Países Bajos; Desjardins, de Canadá; y State Farm, de EE. UU.

De acuerdo con la definición aprobada por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), “una cooperativa es una asociación autónoma de personas unidas voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones comunes en materia económica, social y cultural mediante una empresa de propiedad conjunta y de gestión democrática”.

Simultáneamente, la Alianza celebró el informe Reward Work, not Wealth (Recompensar el trabajo, no la riqueza), publicado por Oxfam, donde se afirma que las desigualdades en el mundo se ampliaron el año pasado ya que la riqueza siguió estando en manos de una pequeña minoría y llama a los gobiernos, las instituciones internacionales y multinacionales a reinventar el sector privado guiándose por el ADN de las cooperativas, para construir una economía más humana y un mundo más equitativo.

“Incentivar los modelos comerciales que priorizan rendimientos más justos, incluidas las cooperativas, y la participación de las personas trabajadoras en la gobernanza de la empresa y la cadena de suministro”, objetiva Oxfam. Según el estudio, alrededor del 82% del dinero generado el año pasado se destinó al 1% más rico de la población mundial, mientras que la mitad más pobre no experimentó ningún aumento.

El informe menciona a la Corporación Cooperativa Mondragón, del País Vasco, como un ejemplo que demuestra de qué forma las cooperativas promueven la toma de decisiones democráticas y la seguridad laboral, así como una brecha salarial donde el empleado mejor pagado gana no más de nueve veces lo que recibe el más bajo. “Nuestras economías pueden construirse bajo estas estructuras si los líderes políticos priorizan las políticas que financian, apoyan y fomentan dichos modelos”, afirmó Oxfam.