A partir de la editorial del diario La Nación bajo el nombre de “La prostitución del cooperativismo”, el presidente de FACE, José Álvarez, en esta columna de opinión fijó posición al respecto y pidió no generalizar y respetar los principios y valores cooperativos.
Por José Álvarez
“A quien procede con honradez, nada debe alterarle. He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra” (Manuel Belgrano 1770-1820, uno de los “padres de la Patria” junto a José de San Martín).
Belgrano no solo ha sido un referente revolucionario emancipador de esta nación que le debe más que el homenaje por haber creado la Bandera. Él fue la persona polifacética que imaginó un país organizado a favor de la población que también imaginó, con una identidad cultural propia. Belgrano hizo de su historia nuestra Historia, tanto que sus valores y principios fueron la base del desarrollo de lo que hoy conocemos como cooperativismo argentino, más allá de los que este movimiento mundial nos alcanza y nos incluye. Hace doscientos años Belgrano dijo la frase que abre este texto que pretende ser clarificador.
Lo que decimos y pensamos en la misma dirección, es decir con coherencia en la acción, no es más que la pretensión de reflejarnos en la vida del patriota que promovió la solidaridad, la asociatividad, la función social de la propiedad, la libertad, la educación como valores y principios que propone institucionalmente el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) en su Resolución 2020-1085. Un aspecto destacado en “Valores y Principios Belgranianos para la Economía Social”, un estudio desarrollado para rescatar la figura del prócer.
Nuestra idea y acción
Estableciendo el prediálogo belgraniano, propongo que nos enfoquemos en la editorial del Diario La Nación publicada el 8 de septiembre de 2022 titulada: La prostitución del cooperativismo. Este texto agudo y crítico cierra con esta sentencia: “No debemos permitir que nadie malverse o prostituya el trabajo cooperativo ni que ensucie su bien ganado prestigio anteponiendo intereses personales o políticos”.
Elegimos esta definición final del editorialista para fijar nuestra posición que es una síntesis de lo que buscamos en cada expresión que difundimos desde nuestro espacio como federación, con la idea de honrar la responsabilidad de hacer confluir en las entidades cooperativas, los principios y valores de nuestro sector.
Es necesario subrayar este concepto para que se entienda nuestra línea de pensamiento que exponemos en nuestros debates internos entre pares cooperativos. Estamos dispuestos a no permitir las acciones desleales y "anticooperativas”, como las estafas económicas (descriptas en la nota periodística) que lastiman la ética de nuestro sector. Estas conductas amañadas y muchas veces sofisticadas como el tráfico de influencias y roles incompatibles con la tarea cooperativa y otras menos complejas y muy burdas, producto de la impunidad, han convertido a algunas entidades de la economía social en pobres cáscaras para disimular la acción corrupta y “prostituyente”, parafraseando al editorialista.
Sí a la ley, no a la generalización
Pero por encima de todos los aspectos, que en este caso plantea la publicación en formato de opinión con información, es que notamos que hay que hacer cumplir la Ley de Cooperativas plenamente para cesar con los presuntos delitos, que se denuncian utilizando a entidades cooperativas de trabajo como barniz para concretar una estafa al Estado.
Sólo basta para iniciar un análisis certero de la situación, releer el inciso 6 del artículo 100 de la Ley 20337: "Impedir el uso indebido de la denominación cooperativa de acuerdo con las previsiones de esta ley”.
El otro punto a fortalecer dentro de los argumentos expuestos, es que este caso en particular se centra en la Provincia de Buenos Aires y parece extender esta situación como un reflejo a todo el amplio territorio argentino. Advertimos una mirada macrocefálica porque la realidad descripta de estas entidades como carcomidas por la corrupción está ubicada más precisamente en el Municipio de Quilmes, tácitamente esa imagen se traslada al resto del cooperativismo argentino.
Por eso, desde FACE como entidad cooperativa de segundo grado tenemos la obligación de aclarar el alcance de este informe del diario que peca de centralismo. Un mal que padecemos los cooperativistas de este país extenso. Este país que Belgrano soñó. Que ese sueño del héroe de la independencia no se transforme en una pesadilla depende ahora de nosotros que heredamos el legado belgraniano.