De haberse concretado el proyecto original de la Reforma Tributaria se hubiera equiparado a entidades solidarias con sociedades anónimas, obviando que las cooperativas son empresas gestionadas democráticamente por sus usuarios
Es necesario afrontar este tipo de debates a fin de que las empresas cooperativas tengan un respaldo nacional
Brindamos por un 2018 con la misma búsqueda de consenso entre todos los actores, por un cooperativismo fuerte y con respaldo en sus valores.
Durante las últimas dos ediciones, la gravedad del asunto llevó a que desde Mundo Cooperativo dediquemos gran parte de su contenido a los artículos 23 y 24 de la Reforma Tributaria propuesta por el Poder Ejecutivo Nacional, los cuales tenían como objetivo cobrar Ganancias de entidades solidarias.
Finalmente, diputados nacionales, sin importar el partido político o a la provincia que pertenezcan, escucharon y comprendieron por unanimidad el reclamo de todo el sector cooperativo y mutual, al punto de eliminar los tan cuestionados artículos. De haberse cometido el error de convertirlos en ley, se hubiera retrocedido en derechos alcanzados por el movimiento a través de generaciones precedentes, llevando a que el eje de futuras discusiones no sea la profundización del modelo cooperativo sino la de volver a poner en debate logros obtenidos en décadas pasadas.
La embestida por parte del Ejecutivo Nacional permitió dilucidar varios puntos; En primer lugar, entender que se transitan tiempos en donde hay un gobierno con la clara intención de llevar adelante un recorte fiscal, ejecutando sus propósitos y corrigiéndolos (en algunos casos) si el costo político es elevado.
En segundo lugar, es preocupante observar este tipo de medidas tomadas por la Casa Rosada, debido a que hay un desconocimiento muy grande de lo que hace y lo que significa el movimiento cooperativo en nuestro país. De haberse concretado el proyecto original de la Reforma Tributaria se hubiera equiparado a entidades solidarias con sociedades anónimas, obviando que las cooperativas son empresas gestionadas democráticamente por sus usuarios, cuya finalidad no es la retribución del capital sino garantizar el acceso a los servicios en condiciones de equidad y transparencia a sus asociados. Al no perseguir el lucro, el acto cooperativo requiere de un tratamiento tributario acorde a su naturaleza.
En tercer lugar, sumándose a esta “ola de desconocimiento” hay que agregar la inconstitucionalidad de la propuesta del Ejecutivo Nacional, porque la misma violaba lo dispuesto en art. 75, inciso 19 de la Constitución Nacional, que ordena al Estado “promover lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social”.
Por último, y tal vez el más importante, ante la situación crítica que vivió el sector durante los últimos meses de 2017 se pudo apreciar como el movimiento se fortaleció a través de perseguir los principios y valores cooperativos, donde prevaleció la ayuda mutua, la responsabilidad de las diferentes autoridades, la toma de decisiones de forma democrática, y la igualdad, equidad y solidaridad por los demás.
Además, el respaldo y reconocimiento que recibió el sector cooperativo, a raíz del rechazo unánime de los legisladores a los artículos 23 y 24 de la Reforma Tributaria, permitió visibilizar el buen trabajo realizado por los diferentes dirigentes de las distintas confederaciones, como así también la equivocación que se estaba cometiendo el gobierno nacional.
Es por esto, que desde Mundo Cooperativo remarcamos que la unión de todos los actores hizo que se dé marcha atrás con la intención de gravar en Ganancias a un sector que centra su objeto social en la participación democrática de personas y no en sus ingresos.
Son sumamente importantes y destacables los encuentros desarrollados entre la dirigencia política y cooperativa, eso habla de la madurez democrática y el compromiso necesario para cambiar decisiones que hubieran dañado el proceso histórico de nuestro movimiento.
Es necesario afrontar este tipo de debates a fin de que las empresas cooperativas tengan un respaldo nacional, ya que todas ellas han llevado progreso y crecimiento al Interior de nuestro país, pero necesitan también de un apoyo dirigencial a la altura, para defender al sector en donde realmente se toman las decisiones y donde se sancionen leyes que atañen la legislación social y económica de nuestras cooperativas.
Es por eso que en el 2018 el movimiento cooperativo tendrá que aprovechar este apoyo y triunfo en el recinto de diputados para seguir profundizando y ampliando el modelo en todo el territorio nacional, pero principalmente deberá servir para fortalecer a determinados sectores que vienen siendo afectados desde hace meses, como lo son el eléctrico, el tabaco, la vitivinicultura, la yerba mate, el algodón, el arroz, la telefonía, la generación y distribución de energías renovables, la obligación del pago de Ingresos Brutos a cooperativas de trabajo de la provincia de Buenos Aires, entre otros.
Brindamos por un 2018 con la misma búsqueda de consenso entre todos los actores, por un cooperativismo fuerte y con respaldo en sus valores.
Esta lucha dio fuertes señales que la unión de todo el movimiento cooperativo puede lograr cambiar situaciones adversas.