Aldo Norberto Bonaveri.Especialista en cooperativismo, con militancia dirigencial en el sector servicios públicos. Además, es técnico Agropecuario, periodista especializado en agro con desarrollo comercial en agronomía.
Por Aldo Bonaveri.
Actualmente en el mundo somos más de 4.700 millones de usuarios de Internet, (93 millones más que un año atrás) casi el 60% de la población global. Cotidianamente recurrimos a la web para la mayoría de las actividades que desarrollamos: comunicarnos, trabajar, educarnos, informarnos, realizar transacciones, tramitar y distraernos.
Esta gran red informática universal descentralizada a transformado la manera de relacionarnos. No obstante, dicha tecnología no está al alcance de toda la población del planeta; situación patentizada notoriamente con la irrupción del coronavirus, obligándonos a ser más dependientes de la digitalización, incrementando la brecha ya existente hasta entonces.
Si bien el avance ha sido una constante, el crecimiento operado en 2020 se potenció, debido al confinamiento ocasionado por la pandemia y, los cambios de hábitos con relación al consumo, por las razones antes apuntadas y relaciones interpersonales, determinaron que la utilización de las redes se incrementase en el 7,3%.
Cabe consignar que el promedio de uso de Internet a nivel mundial señala que diariamente estamos online aproximadamente 7 horas. Por cierto, que existe una gran disparidad en cuanto a la conectividad. Al respecto, el informe Digital 2021 señala que las regiones con mayor penetración son Norte de Europa (96%) y Europa Oriental (93%), seguidas por Norteamérica (90%). A la inversa las de menor conexión resultan África Central (22%) y África oriental (24%).
En tanto si la comparación la realizamos por países, el ranking es liderado por los Emiratos Árabes Unidos (99%), escoltados por Dinamarca y Suecia (98%). Viceversa, los más rezagados son Corea del Norte (0,1%), Eritrea (6,9%) y Sudan (8%).
Segmentando el tiempo cotidiano de internet, Filipinas ocupa el primer lugar con un lapso promedio de (10 horas con 56 minutos), seguido por Brasil (10 horas con 8 minutos) y Colombia (10 horas y 7 minutos).
ARGENTINA
En nuestro país también existe una marcada brecha digital, la que no solamente está relacionada con condiciones socioeconómicas, sino que están signadas por grandes diferencias en función a la ubicación dentro del extenso territorio nacional. Dentro de el se verifican variaciones en las posibilidades de acceso a servicios de calidad, originándose desigualdad de oportunidades, desarraigo, concentración en grandes ciudades, generándose dificultades educativas, laborales, obstáculo de establecimientos productivos, etc.
Sobre el particular, un informe proveniente de la Cámara Argentina de Internet (Cabnase), fechado en abril del año en curso, inherente al 2° semestre del 2020, establece que, mediante un relevamiento de las conexiones a nivel nacional, solo el 51% de las conexiones fijas de banda ancha en Argentina alcanzan una velocidad superior a los 20 Mbps. De esta manera, la velocidad promedio de las conexiones fijas a internet a nivel nacional alcanzó los 40,67 Mbps en septiembre de 2020 , mostrando un aumento de 1,68 veces respecto al promedio relevado en septiembre de 2019.
Empero, al ahondar en el análisis de la penetración a lo largo y ancho del país, los datos del informe muestran una significativa disparidad según la provincia y la región. En tal sentido, se advierte que la Ciudad de Buenos Aires tiene más conexiones que hogares, con un 108%, en tanto la penetración a nivel nacional alcanza al 68%, pero aún existen 9 provincias por debajo del 50%.
Con la pandemia, Internet ha confirmado ser una herramienta esencial para la producción, el trabajo y la educación de la población y por ende, requiere de normativas que contribuyan y promuevan su desarrollo, estimulando la inversión privada y poniendo en primer plano a las 1.200 PyMEs y cooperativas que son quienes tienen el desafío de proporcionar a los lugares más alejados del país, a los efectos de brindar conectividad al 32% de los hogares que aún no cuentan con un servicio de banda ancha fija.
De no ocurrir así, las predicciones son de que las pequeñas localidades sin conectividad tiendan a despoblarse, agudizando inequidades respecto a las grandes ciudades, con consecuencias de un futuro desalentador para esas comunidades.
COOPERATIVAS
Se impone destacar el muy importante rol social que ejercen las cooperativas, puesto que brindan servicios de telecomunicaciones en las zonas donde no llegan las grandes empresas privadas, que hacen su apuesta a la mayor densidad poblacional y, en consecuencia, a los mercados más rentables. Al respecto, cabe señalar que conforme al último listado de licenciatarios provisto por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), las cooperativas representan alrededor del 30% del total de prestadores de servicio.
Dentro de este 30% no se ve reflejado el número de usuarios o abonados, precisamente porque no es posible comparar las grandes Telcos que prevalecen en las grandes ciudades, versus las cooperativas que ostentan gran capilaridad en lo territorial con escasa concentración de usuarios, por razones demográficas.
Dicha información está consignada en “La conectividad como servicio esencial y garantía de derechos” , informe publicado en mayo de 2021 por la cátedra libre creada entre la Universidad Nacional de La Plata, Catel, Colsecor y Fedecoba, donde especifica que hasta 1999 existían 274 entidades de la economía social y solidaria prestadoras de servicios de telecomunicaciones, pasando a ser un total de 547 al concluir 2020. Lo que pone de manifiesto, que durante el periodo de mayor auge y evolución tecnológica de las TICs, el cooperativismo acompañó este gran crecimiento, duplicando la cantidad de licenciatarios dentro del sector.
Al centrarse en los licenciatarios, se advierte que mayoritariamente, se trata de cooperativas ya existentes que prestan otros servicios (electricidad, agua potable, gas, telefonía etc.) e incorporaron las telecomunicaciones al gestionar su licencia. En menor medida, se trata de nuevas entidades solidarias constituidas con el propósito de prestar servicios de telecomunicaciones.
Invariablemente, la motivación y el propósito fue el mismo, concordantemente con la génesis del cooperativismo de servicios públicos en Argentina: disponer de servicios de calidad y económicamente accesibles en lugares donde las grandes empresas no llegaban, contribuyendo así al desarrollo comunitario.
Resulta insoslayable resaltar, que son varias las cooperativas del interior que en lo que las últimas dos décadas, dotaron a sus comunidades de redes de fibra óptica al hogar “FTTH”, enlaces de conexión interurbana y troncales de acceso mayorista, prestando servicios de calidad, satisfaciendo demandas a partir de mejorar el poder de negociación con proveedores de tráfico internacional; especialmente a partir del 2010 con la aparición de la Red Federal de Fibra Óptica (Refefo) de Arsat, que logró una baja general de los precios de compra mayorista.
Fuente: Pregón Agropecuario.