Por Ariel Guarco
Hace un año, cuando arrancó la pandemia en nuestro país, parecía que los tiempos serían más cortos, pero estamos ya con el 2021 avanzado y tanto el virus como sus consecuencias parecen lejos de finalizar. Prácticamente no hay rincón del planeta donde la covid-19 no haya llegado. Sus efectos sanitarios, pero también económicos y sociales, siguen causando mucho dolor a nuestro alrededor.
Desde el inicio de la pandemia, ya han muerto más de 3 millones de personas en el mundo, así como también existen muchas personas que tienen secuelas y otras que en este momento están convalecientes. Desde el punto de vista económico y social, miles de empresas, emprendedores, asalariados, cuentapropistas, etc., se han quedado sin trabajo o se han visto obligados a bajar las persianas.
En ese contexto, el cooperativismo ha tenido, tiene y, sin dudas, tendrá un rol protagónico. Las empresas cooperativas han sido el año pasado, y lo siguen siendo todavía, ejemplos de cómo las sociedades pueden salir de las crisis cooperando: la pandemia ha puesto de manifiesto, a escala global y local, que nadie se salva solo.
De la salud a la educación
En el ámbito de la salud, de la producción, del consumo, de las finanzas, del hábitat, del trabajo, de la educación, de los servicios y muchas otras esferas, las cooperativas pueden ser un faro para un mundo que debe aprender de sus errores.
Ante los primeros casos de la covid-19 en la localidad de Mokolo, Camerún, la Asociación de Cooperativas de Salud de ese país comenzó una rápida distribución de mascarillas y jabones y llevó adelante una campaña para informar al público en general sobre los cuidados ante la pandemia.
En Colombia, las empresas de salud del Grupo Coomeva asistieron a 66.807 personas con diagnóstico positivo, realizaron el seguimiento a 244.000, practicaron 333.000 pruebas, atendieron 300.596 llamadas de posibles casos, respondieron 1.138.178 teleconsultas, y tuvieron 6.898 hospitalizaciones.
Los miembros de la Unión de Cooperativas de Consumo y de la Federación Nacional de Trabajadores y Consumidores de Seguros de Japón confeccionaron delantales y mascarillas de prevención, que se entregaron de forma gratuita a las cooperativas sanitarias, los centros médicos y las comunidades en general.
La Fundación Espriú, que recibe unas 13 millones de consultas médicas al año en España, adecuó sus servicios para atender los casos de coronavirus y, por otro lado, creó un fondo de solidaridad para cubrir el fallecimiento de los profesionales de la salud afectados.
En nuestro país, varias cooperativas se dedicaron a confeccionar elementos básicos para la prevención y la atención, tales como barbijos, mascarillas y delantales, sin contar las cooperativas de Salud, que tuvieron y tienen un rol protagónico en la atención e información sobre la covid-19.
El modelo cooperativo de trabajo demostró una vez más su resiliencia ante las crisis y está ayudando a sostener e incluso recuperar puestos laborales que, de otro modo, se perderían. Las que producen alimentos y otros bienes necesarios para cada familia, junto a aquellas que asocian a los consumidores, siguen facilitando productos de calidad y a precios justos. Las cooperativas financieras, las de seguros, las de vivienda, las de telecomunicaciones, las de servicios públicos, todas han hecho y siguen haciendo enormes esfuerzos para satisfacer las necesidades de cada comunidad donde están insertas, a pesar de todas las dificultades.
¿Competir o cooperar?
La pandemia no puede ser una oportunidad para que se acentúe a escala global el paradigma de la competencia y la especulación. Debe ser, al contrario, la oportunidad histórica para profundizar a escala global el espíritu cooperativo y marcar el camino de salida de la crisis.
Se suele decir que las crisis no son casuales. Y, también, que en ellas suele haber una oportunidad. Durante la pandemia estamos viendo cómo el “sálvese quien pueda” no conduce a nada más que sufrimientos. La competencia no puede dar las respuestas concretas a las necesidades de un mundo en crisis. El “sálvese quien pueda” ha perdido terreno. Solo la cooperación, la solidaridad y la paz brindan una salida posible.
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Ariel Guarco - Presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) y de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar).
Fuente: Página 12