Por Aldo Norberto Bonaveri
Inconcusamente, el 2020 fue un año colmado de complicaciones para todo el mundo, afectando a la mayoría de las actividades, con pérdidas de cuantiosos puestos de trabajo, colapso económico de grandes empresas y déficit financiero acentuados en varios países.
La pandemia golpeó muy fuerte y lo sigue haciendo, con todas las incertidumbres que lejos de sortear, se agudizan y retroalimentan.
En tan adverso contexto, resulta insoslayable destacar el rol asumido por el cooperativismo en distintos países, contribuyendo a subsanar diferentes problemas y consecuencias, según las características de las fortalezas y posibilidades del movimiento, en cada uno de estos estados. Tal como lo reconocieron organismos internacionales como CEPAL, FAO y la ONU; al respecto de ésta última, cabe recordar las palabras de su Secretario General, Antonio Guterrez, en el día del Cooperativismo. “Las cooperativas han brindado una asistencia esencial a sus miembros al afrontar la pandemia del COVID-19”, poniendo énfasis en los principios de ayuda a la comunidad que las rigen y llamó a seguir ese ejemplo de solidaridad. Asimismo, destacó el sistema de auto gobierno democrático, promoción del trabajo decente y la protección del medio ambiente.
En el mismo sentido también se expresó el director general de la Organización Internacional del Trabajo “OIT”, Guy Ryder, señalando que ese al verse afectadas por la pandemia del coronavirus, las cooperativas, han cumplido con la función de brindar una asistencia vital a sus miembros por medio de la adaptación de sus servicios y la facilitación del contacto de las personas que precisaban apoyo con gobiernos e interlocutores sociales a escala local. Agregando literalmente: “que durante la crisis del COVID-19 las cooperativas de productores y consumidores han sido fundamentales para mantener las cadenas de suministro de bienes y servicios esenciales al hacer hincapié en sus comunidades y relocalizar las economías”.
En Argentina el cooperativismo evidenció nuevamente su capacidad de ser eficiente y solidario simultáneamente, sustentando el tejido social y productivo de cada región. Sobre el particular en el sector agropecuario, con gran incidencia de las entidades solidarias, no menguó su actividad y resultó primordial en el abastecimiento interno y el ingreso de divisas en las alicaídas finanzas nacionales.
Con semejante escenario de dificultades generalizadas, las cooperativas de servicios públicos tuvieron un rol preponderante para enfrentar las complejidades generadas, garantizando la eficaz provisión de servicios esenciales: energía eléctrica, agua potable, telefonía, Internet, prestaciones sociales, saneamiento, etc.
Si bien dicho proceder es el habitual en dichas entidades, el año pasado debieron brindarlos, sin recomposición de ingresos, financiando consumos y contemplando situaciones socioeconómicas perentorias, en un marco de tarifas congeladas y alta inflación.
Es muy importante descartar el esfuerzo que vienen realizando las cooperativas para poder dar respuestas a las necesidades de sus comunidades, en las condiciones de marras. Como asimismo es fundamental que los asociados valoren en su justa dimensión las prestaciones recibidas. Considerando pertinente remarcar el concepto, habida cuenta que, por naturaleza, el ser humano, difícilmente estime un servicio bien prestado, con relación a la contrariedad que le cause si se corta o no es satisfactorio.
En virtud de lo expresado en el párrafo anterior, es aconsejable que las cooperativas comuniquen a sus comunidades lo realizado al respecto; no por mera publicidad, sino que, como entidad sin fines de lucro, más temprano que tarde, será menester realizar las inversiones pospuestas y contemplar las amortizaciones correspondientes, ambas imprescindibles para darle eficiencia y sustentabilidad a los servicios en el futuro. Eh ahí la trascendencia de estrechar filas.
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Si bien los problemas y complejidades consignados no exceptuaron a ninguna entidad, cada una tiene su propia realidad, varias son las cooperativas acumulan deudas por la compra de energía, algunas con cifras muy significativas, que solo podrán ser enfrentadas con un plan de cuotas a largo plazo.
A los efectos de contextualizar la situación, resulta oportuno mencionar que la deuda de las distribuidoras (Edesur, Edenor, EPE (Santa Fe), EMSA (Misiones), EDEMSA (Mendoza), EPEC (Córdoba), la Dirección Nacional de Servicios Públicos de Chubut y las cooperativas de Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, Rawson, Sarmiento y Trelew) con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. “CAMMESA”, asciende a $ 142.000.000.000. Correspondiendo citar que, con excepción de las cooperativas mencionadas, las demás en mora registran sus deudas con las empresas provinciales.
Tal como se presenta el panorama, este año se vislumbra tanto o más dificultoso, por ende, será necesaria una mayor congruencia social. En consecuencia, será preciso reforzar al máximo la articulación inter cooperativa en todos los niveles, enriqueciendo el análisis y el debate en las entidades de primer grado, con dirigentes participando activamente en las federaciones y a su vez estás en las de tercer grado, habida cuenta que será fundamental mostrar el movimiento cohesionado, explicitando con toda claridad la situación imperante y consecuencias a derivarse, en todos los estamentos de los Estados nacional y provinciales, procurando tener incidencia en la discusión de marcos regulatorios, (que seguramente seguirán rigiendo) concordantes a la esencialidad de sus servicios y la consiguiente sustentabilidad.
Fuente: Pregon Agropecuario.