El otro virus

Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Miguel Julio Rodríguez Villafañe Abogado constitucionalista, especialista en Derecho a la Información y Comunicación.
Ahora tenemos clara conciencia de que existe un virus mundial que mata a las personas y hemos aceptado medidas extraordinarias al servicio de superarlo.
¿No habrá llegado el momento también de poner en cuarentena la deuda ilegítima, y transparentarla haciendo una auditoría para saber cuánto dinero se trajo, bajo qué condiciones, cómo ha sido usado ese dinero, quiénes intervinieron?

Tenemos derecho a saber quiénes son las personas y los bancos beneficiarios de los intereses usurarios que se han acordado.

Poner también en cuarentena a la parte ilegítima de la deuda externa.
Por Miguel Julio Rodríguez Villafañe*

Reflexionando desde mi casa, como no podía ser de otra forma respetando la cuarentena, y justamente dada la pandemia del coronavirus que tenemos tan presente, me gustaría hacer una pequeña comparación.

En realidad, ahora tenemos clara conciencia de que existe un virus mundial que mata a las personas y hemos aceptado medidas extraordinarias al servicio de superarlo. Pero si uno quiere trazar una comparación con lo económico, existe mucha deuda externa ilegítima, odiosa, írrita y usuraria, que es un virus que ha matado, mata y matará gente, ya que gran parte de ella ha implicado indignidad del pueblo y por ende, la imposibilidad de proporcionar lo elemental como comida, salud y educación a tantas otras necesidades básicas, que han matado y mata a muchos. Creo que este momento nos obliga a reflexionar sobre las distintas situaciones novedosas que estamos viviendo en materia de legislación, para asumir la problemática todos los días, con instrumentos novedosos.

Pregunto: ¿no habrá llegado el momento también de poner en cuarentena la deuda ilegítima, y transparentarla haciendo una auditoría para saber cuánto dinero se trajo, bajo qué condiciones, cómo ha sido usado ese dinero, quiénes intervinieron? Sin mantos de miedo, sino para dar a conocer sin tapujos la problemática y determinar cuál es la deuda legítima o cuál no, y establecer la responsabilidad de quienes intervinieron para concretar operaciones usurarias y ruinosas para el país. O si usaron el dinero legalmente, y quiénes serían en definitiva los acreedores de la deuda odiosa e írrita. Habría que hacer un censo de los supuestos acreedores, para saber la cepa del virus usurario y sus contagios. Además, para saber que son portadores del virus de la usura y por tanto no hay que permitir que se propague o mute.

La firmeza en ese accionar respecto de los virus peligrosos de contagio es un claro ejemplo en este momento, cabe referir, que a esa persona irresponsable que trajo el virus en el Buquebus desde Uruguay a la Argentina, obligando la cuarentena de cuatrocientas personas por su irresponsabilidad, a las 24 horas se le trabó un embargo preventivo por U$S 500.000 dólares, por los daños y perjuicios.

Muchos funcionarios de distintos niveles de gobierno en lo económico, en el Ministerio de Economía, en el Banco Central, en el Banco Nación y otros (omisión de actuar de legisladores y jueces), han tenido gran responsabilidad en la pandemia de la deuda externa ilegítima y odiosa e introdujeron un virus que mata el futuro del país y de nuestro pueblo. A ellos, ¿no habría que embargarles sus bienes por mala praxis o complicidad en operaciones contrarias a los intereses de la patria? ¿No cabe exigirles que rindan cuentas? Tenemos derecho a saber quiénes son las personas y los bancos beneficiarios de los intereses usurarios que se han acordado.

Nadie dudaría en aceptar que se le haga un hisopado para ver si tiene el virus Covid-19 ¿Por qué no poner en cuarentena a la deuda externa, para ver si no tiene el virus de la ilegalidad odiosa y de la usura inaceptable?

Por otro lado, no se tiene idea de las comisiones que se pagan a bancos y a intermediarios para colocar la deuda. Pregunto, atento que muchas de esas operaciones fueron gravemente ruinosas para el país y de una ilegalidad que no corresponde: ¿no cabría exigirles que, fuera del daño y perjuicio, devolvieran las comisiones cobradas? Si usted fuera a comprar una casa y con conocimiento de la inmobiliaria intermediaria, esa casa tuviera pésimos cimientos y no se hubiera hecho el sistema cloacal, evidentemente rescindiría el contrato, pero también tendría derecho a exigirle a la inmobiliaria, por lo menos, que le devuelva la comisión de la intermediación. Esto que lo vemos normalmente en ese aspecto, ¿No lo vamos a ejercitar al derecho resarcitorio? ¿No deberíamos saber quiénes son los que hasta este momento cobraron fortunas por una actividad negativa para los intereses del país? Se calculaba que hasta el año 1980 había 1.000 millones de dólares pagados en comisiones a grandes estudios jurídicos-contables, a bancos por sus intermediaciones o arreglos con motivo de la deuda externa argentina y a ellos, que cobraron, nunca se han responsabilizado de nada.

Entonces, en un momento donde en la Argentina y en el mundo se nos invita a que todos seamos responsables y solidarios, porque hay que evitar que el coronavirus se nos instale y eso significa una responsabilidad de todos en cumplir la cuarentena, ¿no tendríamos que dejar en claro que no vamos a tolerar fondos buitre que se aprovechen de las desgracias de coyuntura y que después tengamos que ir de rodillas a pagarles lo que no corresponda?

Tal vez esta cuarentena nos obligue a reflexionar para salir adecuadamente de la misma y a su vez, para que nos pongamos de pie, tanto la Argentina como otros países, para exigir que el otro virus de las deudas usurarias, de las deudas ilegítimas y odiosas, no nos robe el futuro y nos mate física y moralmente.