NUEVOS ATAQUES AL COOPERATIVISMO DE SERVICIOS PÚBLICOS

Febrero no fue el mejor mes para el movimiento cooperativo argentino. Seguramente quedará marcado en el sector como un momento bisagra debido a los dichos del presidente de la Nación a través de cuenta oficial de Twitter, donde fijó una postura de enfrentamiento contra el cooperativismo de servicios públicos.

A través de un hilo tuitero Mauricio Macri acusa de abusos y avivadas a todos aquellos conceptos que las Cooperativas incluyen en la facturación, indicando que algunos de esos servicios “no corresponden al consumo de los usuarios”.

Ahora bien, durante su descargo el presidente nombra a algunos servicios que los socios no solo han aprobado incluir dentro de las facturas, sino que además cumplen una función social extremadamente justificable.

Uno de los casos que el jefe de Estado nombra es el de Sepelio. En muchísimas localidades del Interior del país de no existir este tipo servicio solidario las personas no contarían con esta asistencia, quedando aislados o dependiendo de las grandes urbes, con lo que eso significaría.

Además, Macri ataca también a aquellas cooperativas que ofrecen televisión por cable. No son pocas las localidades que han tenido televisión por primera vez gracias a las inversiones realizadas por los asociados a las entidades solidarias, utilizando el capital correspondiente para brindar un producto que no tenían.

Es inaceptable no entender la realidad de todos aquellos pueblos y ciudades que tienen la posibilidad de contar con un servicio gracias al movimiento cooperativo, que no solo satisface una necesidad, sino que también equipara los precios del mercado ofreciendo productos de calidad y a un valor accesible.

También, para Mauricio Macri no correspondería incluir en la factura de servicios los “postes”, como si fuera extraño al servicio que presta cada empresa cooperativa. En muchos casos, sobre todo en el área rural, fue el movimiento cooperativo quien llevó energía eléctrica a zonas inhóspitas y rurales, para que el sector agrícola, motor de nuestro país, pudiera contar con este servicio clave para la producción primaria e industrial.

Como informamos en la edición anterior, a este contexto se le suma la resolución 3442/18 del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), que sin tener competencia sobre los servicios públicos resuelve que las cooperativas deben cobrar por separado y de forma “transparente” el servicio de energía eléctrica de los demás servicios que prestan, sin tener en cuenta el aumento de los costos operativos que esto significa (que termina pagando el asociado) y las decisiones que cada asamblea en cada cooperativa haya tomado soberana y democráticamente.

El ejecutivo Nacional indudablemente no comprende al cooperativismo como un sector social que se enfoca en la satisfacción de las necesidades de todos sus asociados. Tampoco respeta el principio de Autonomía e Independencia del movimiento, y mucho menos entiende como el cooperativismo posibilita el desarrollo de la comunidad en la que está radicada, aunando esfuerzos y solidaridad.

O tal vez no es que no comprende o respeta al movimiento cooperativo, sino que no quiere incluir al cooperativismo dentro de sus políticas de gobiernos. Sólo hay que revisar las decisiones que ha tomado el ejecutivo durante estos tres años de gestión; doble intento de gravar con el Impuesto a las Ganancias a entidades solidarias de créditos y/o seguros que terminó con el cobro de una alícuota del 3 al 6%, el DNU 58/2019 que permite asignar a las grandes empresas operadoras de telecomunicaciones privadas las bandas de espectro para servicios de telefonía móvil y otorgando una porción mucho menor a cooperativas y pymes, la interrupción por parte del Enacom en la entrega de licencias para que cooperativas presten el servicio de televisión por cable, o las desafortunadas palabras del ex secretario de Deportes de la Nación y ex candidato a la gobernación de La Pampa por Cambiemos, Carlos Mac Allister, quien aseguró estar “a favor de las cooperativas de la luz”, pero no de aquellas que venden “ballenitas, telefonía celular y todo eso, no. Hay límites”.

Esperamos que el rumbo vuelva a encaminarse hacia el respeto de un movimiento que lleva en el país decenas de años y que es parte esencial de todo el territorio nacional. El cooperativismo debe estar atento y luchar por mantener la autonomía necesaria.