Un año después podemos afirmar que no estábamos equivocados; nuestro país demostró al mundo que está a la altura de las circunstancias y que es capaz de liderar el movimiento cooperativo a nivel mundial organizando la V Cumbre Cooperativa de las Américas, a la que asistieron más de 1.500 participantes de más de 50 países, donde dirigentes, funcionarios y expositores pudieron debatir sobre los ejes propuesto para el encuentro: Defensa del planeta, Democratización financiera e Integración cooperativa a nivel mundial, temas centrales de cara al futuro de la humanidad
Según la Declaración Final de la V Cumbre Cooperativa de las Américas, el cooperativismo cuenta con atributos, experiencia y recursos para aportar soluciones globales que tomen en cuenta las particularidades económicas, históricas, culturales, ambientales y sociales de cada territorio.
Además, en el documento resuelto durante el evento cooperativo continental remarca que los hombres y mujeres de cada comunidad deben reasumir la soberanía sobre el uso de sus ahorros, fuerza de trabajo y consumo, para construir una economía al servicio del desarrollo sostenible que garantice el bienestar de toda la humanidad. El camino es democratizar la economía y el movimiento cooperativo tiene un modelo para hacerlo.
El método cooperativo es un modelo empresarial donde el capital está subordinado a la satisfacción de las necesidades de su comunidad, con valores éticos y principios compartidos por pueblos de las más diversas culturas y con estructuras de representación internacional de larga trayectoria.
Este método es, en efecto, capaz de gestionar sus propios recursos de manera democrática y no a través de un funcionario de turno que con ‘papel y birome’ decide qué hacer con ellos. En nuestro país el gobierno parece no tomar nota e insiste con cobrar “impuesto a las ganancias” a las cooperativas y mutuales de ahorro y crédito (en 2017 lo intentó a través de la Reforma Tributaria y este año por intermedio del proyecto de Ley del Presupuesto 2019), que finalmente derivó en una tributación al patrimonio neto evidenciando su voraz necesidad de recaudar para poder pagar el déficit fiscal, sin tener conocimiento que dicho patrimonio fue forjado a base de ahorro e inversión por parte de sus asociados.
Diferentes funcionarios oficialistas remarcaron que hay “falsas entidades” que se escudan en el movimiento cooperativo y mutual para defraudar al Estado. Lo único que esto evidencia es una deficiencia en el sistema de control y monitoreo de este tipo de entidades por parte de los gobiernos nacionales de turno, que evidentemente nunca pueden separar las “falsas cooperativas y mutuales” de las “verdaderas”. Los dirigentes políticos deben saber que este no es el camino y que no se puede condenar a todo el movimiento por un ineficaz control estatal.
Esta falencia de nuestros gobernantes nos lleva a pensar que esta presión tributaria, además de que siguen sin entender la naturaleza jurídica de las mismas y que por definición no persiguen fines de lucro, es resultado de que el Estado nacional debe cumplir con las condiciones propuestas por el Fondo Monetario Internacional.
El compromiso y la contribución de la V Cumbre de las Américas tuvo como objetivo principal fortalecer la integración cooperativa. El contexto mundial y nacional no es sencillo, y es importante que el movimiento trabaje en forma conjunta para demostrar que es una alternativa a un sistema financiero que genera cada día más hambre, desocupación e inequidad social.