Compromiso cooperativo para salir adelante

Si de resilencia se trata, otra vez el método cooperativo demostró que sigue estando en más solido que nunca. El 2017 no ha sido fácil para nuestro país y mucho menos para nuestro sector, sobre todo en el Interior del país donde se han sufrido sequías, inundaciones e incendios a lo largo del año. A nivel económico incrementos en general, un 37% de aumento en gasoil, una inflación anual superior al 23%, suba del impuesto inmobiliario, tarifas de servicios públicos congeladas en algunas provincias, pero a pesar de ello podemos decir que hay motivos para brindar. Sin dudas el año que se nos acaba de ir no fue bueno en general, pero el sector logró sobreponerse a la situación.

Al menos, institucionalmente hablando ha sido y será, un año histórico para todo el movimiento. La elección de Ariel Guarco como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) fue la gran noticia del año, pero también es un buen motivo para brindar por el hecho de que los diputados de la Nación estén comprendiendo que el método cooperativo no es más que una forma de organización empresaria controlada democráticamente y sin fines de lucro, en donde sus dueños se autoprestan el servicio. Da cuenta de ello la eliminación de los artículos 23 y 24 de la Ley de Reforma Tributaria promovida por el Poder Ejecutivo Nacional. La lucha llevada a cabo desde lo mas alto del movimiento cooperativo en su conjunto (con todas las Confederaciones empujando hacia el mismo objetivo), es otro de los motivos de un gran año institucional.

Argentina debe apuntar a diversificar su matriz productiva, agregando valor y alentando nuevos mercados. Esto requiere articular diversas políticas como industriales, de I+D, de pymes, de financiamiento a la inversión, de infraestructura y de educación. Las energías renovables aportarán un grano mas de arena a este cambio necesario, ya que vendrán acompañadas con nuevas demandas que atender como capacitación en oficios relacionados con esta tecnología.

La presión fiscal actual no aguanta un nuevo impuesto, ni la suba de uno existente -ni las coopertivas, ni otro tipo de empresas, ni las personas-. No hay muchas maneras de salir de semejante problema estructural, o se mejora el ingreso (productividad) o se toma deuda, o se emite, o se bajan los costos, cualquierda de estas medidas tienen resultados desfarorables. ¿Quizás un poco de cada una? ¿Quizás más desarrollo del método cooperativo? El resultado se verá a largo plazo.

A fines de diciembre del año pasado se aprobó el presupuesto nacional 2018, y como todos los años en vez de dar un debate profundo respecto a los fundamentos de las proyecciones del presupuesto público nacional, discuten cuestiones puntuales dictadas por la agenda mediática y el oportunismo de algunos sectores interesados.

En el año que comienza seguramente seremos espectadores de un cambio que motivará un nuevo crecimiento económico a nivel mundial. Veremos los avances de la energía renovable, una demanda de la cual el cooperativismo eléctrico viene satisfaciendo en nuestro país desde hace varios años a pesar que la tarifa no compensara el costo de su producción. De esta forma, una vez mas el cooperativismo demostró su solidaridad y compromiso con el medio ambiente. Ahora que empieza a ser un negocio rentable, veremos como las empresas con fines de lucro “copan” esta necesidad.

Este tipo de energía será, en los próximos cinco años, un nuevo motor de desarrollo en varias zonas de nuestro país -según la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader). El sector de las energías renovables podría crear alrededor de 60.000 nuevos empleos -es allí donde las cooperativas son fuertes y tienen el potencial para desarrollarse. Serán necesarias fuertes inversiones y porque no, pensar en una integracion eficiente entre cooperativas agropecuarias y cooperativas eléctricas, ya que con recursos y experiencias de ambas pueden implementarse desarrollos sostenibles en el tiempo.

Este año que comienza será también una gran oportunidad para que el Estado pueda mejorar los controles necesarios en todas las empresas -cooperativas o no- y comenzar a depurar nuestro sistema, así aquellos disfrazados de cooperativistas queden en evidencia y no ensucien nuestro modelo. Desde la dirigencia cooperativa se debe exigir a nuestros órganos de control que inviertan más recursos en esta medida, debemos aprovechar el resultado favorable del Congreso para demostrar que nuestro método es un modelo justo, motorizador del desarrollo local y generador de paz social.

Sería importante también que el Poder Judicial se reestructure de alguna manera para que sea eficiente, sobre todo en casos de corrupción. Ya que sin una justicia acorde, todo esfuerzo que realicemos será en vano.

El 2018 nos vuelve a poner en el centro de la escena, seguramente el movimiento cooperativo será una vez mas el motor que impulsará la economía y la creación y conservación de puestos de trabajo en el interior de nuestro país.

Desde Mundo Cooperativo, deseamos que sea un año donde el cooperativismo siga aunando esfuerzos para derarrollar al máximo su potencial.